Registrar una marca es un procedimiento relativamente sencillo, pero constituye un paso importante en la puesta en marcha de una nueva empresa, por lo que es importante hacerlo correctamente, tan pronto como sea práctico y recurriendo a un abogado con experiencia. Un registro incorrecto, o tardío, puede crear problemas más adelante, que harán ineficaz la protección y pueden ocasionar gastos adicionales que podrían haberse evitado fácilmente.
Una marca comercial se utiliza para vincular un nombre o marca a un producto o al fabricante del producto y puede incluso aplicarse a los servicios prestados por una empresa concreta. La marca permite al consumidor distinguir y diferenciar productos similares en el mercado, recabar información sobre las características y la calidad del producto a través del vínculo con el fabricante con el que se identifica y, a menudo, constituye un factor decisivo en la elección del consumidor. Una marca es, de hecho, un activo de la empresa, como cualquier otro activo. Sin embargo, a diferencia de otros activos, que pueden devaluarse debido a las fluctuaciones del mercado, la ventaja de las marcas y las patentes es que son activos sólidos que conservan su valor y siguen teniendo potencial de beneficio para la empresa incluso en tiempos de crisis económica.
Muchos creen erróneamente que registrar una marca en las primeras fases de creación de una empresa es innecesario porque, si la empresa aún no está establecida, no hay muchas probabilidades de que otros intenten copiarla, o copiar sus productos. Sin embargo, este planteamiento es incorrecto y puede resultar desastroso. En primer lugar, como ya se ha mencionado, las marcas son un activo como cualquier otro activo. Por lo tanto, registrar una marca produce realmente un valor económico para la empresa. Además, el registro temprano proporciona una protección preliminar a la marca, impide su uso por parte de los competidores y puede evitar problemas en una fase posterior si resulta que hay algún problema con el registro de la marca solicitada. Por ejemplo, una empresa puede descubrir en una fase posterior, a la hora de registrar la marca, que ésta no puede registrarse debido a la existencia de una marca previamente registrada o a que un competidor ha comenzado a utilizarla en ese momento. En tales casos, la empresa puede descubrir que no tiene protección, a pesar de haber empezado a utilizar la marca antes que sus competidores, y no tendrá más remedio que cambiar la marca de sus productos, con un importante gasto económico, para sustituir el nombre del producto por un nombre registrable. Además, es importante recordar que el procedimiento de registro de la marca es un trámite que puede durar muchos meses y, por este motivo, es aconsejable iniciar el procedimiento lo antes posible, para que la marca ya esté registrada cuando la empresa empiece a cobrar impulso.
El registro de una marca en Israel sólo proporciona protección en Israel y una empresa que desee operar en todo el mundo debe considerar también la posibilidad de registrar una marca en otras jurisdicciones. En el pasado, el proceso de registro de una marca internacional era largo y tedioso y requería la presentación de solicitudes por separado en todo el mundo. Sin embargo, desde la adhesión de Israel al Convenio de Madrid en 2010, el procedimiento se ha simplificado mucho y la solicitud de registro de una marca internacional puede presentarse al mismo tiempo que se solicita una marca en Israel, a través del Registro de Marcas israelí. Sin embargo, el registro de una marca internacional implica costes adicionales, puede ser más complicado (debido a la existencia de un mayor número de marcas registradas que pueden entrar en conflicto con la marca solicitada) y, por lo tanto, se debe considerar cuidadosamente si es necesario.
Por último, es importante considerar cuidadosamente qué marca registrar. ¿Se registrará el nombre, el logotipo o el eslogan y en qué idioma? ¿Debe ser en color o en blanco y negro? ¿Para qué productos y en qué clasificaciones? La elección tiene importancia económica (tanto a la hora de registrar como de renovar y mantener las marcas). Un asesoramiento jurídico adecuado y una correcta planificación de las necesidades de la empresa pueden ayudar a canalizar la protección requerida y evitar gastos innecesarios.