En los casos en que los seres humanos han sido acusados de delitos, siempre existe la duda de si las cosas que dicen después de haber sido atrapados en el fuego cruzado, con respecto a su deseo de rehabilitación, si fueron dichas verbal y externamente, y si sus personalidades y circunstancias de vida les permiten desprenderse de las características criminales. Estas preocupaciones no existen en el caso de una corporación. En otras palabras, la confianza en el proceso de rehabilitación es mayor. Principalmente, en casos como el que tengo ante mí, en el que se hicieron cosas antes de la sentencia.
Diamantis, Castigo corporativo, en la página 50 del artículo, señaló esto:
"Además, sabemos que es posible alterar el carácter corporativo y tener un sentido decente de cómo hacerlo. Los científicos apenas están comenzando a comprender la base neurológica del carácter individual y tienen poca o ninguna idea sobre cómo cambiarla a la fuerza. Si bien carecemos de las herramientas para jugar con las neuronas, podemos controlar las piezas más grandes y de tamaño humano que generan la acción corporativa. De hecho, esa es la idea detrás de una de las áreas de más rápido crecimiento de la práctica legal: el cumplimiento. Por definición, los programas de cumplimiento tienen como objetivo alterar las disposiciones corporativas para que sea menos probable que las corporaciones violen la ley. En general, el tipo de técnicas que emplean los programas de cumplimiento hoy en día son de sentido común: promulgación de códigos de conducta, la institución de programas de capacitación, la identificación de personal interno de cumplimiento y la creación de procedimientos y controles para asegurar el cumplimiento de los mandatos legales en toda la empresa".
Además, las pruebas relativas a la rehabilitación de una empresa son más claras y medibles, tanto con respecto a la rehabilitación a la que ya se ha sometido la empresa, como en el caso que nos ocupa, como con respecto a una empresa a la que el tribunal trata de desviar de la pena que se le impone debido a las posibilidades de rehabilitación (véase, a este respecto, el robo de Eyal, desviación del rango de la pena, ibíd., en p. 546).