La lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo no es una campaña nueva de las fuerzas del orden. Desde los albores de la humanidad, los organismos encargados de la aplicación de la ley han intentado hacer frente a la escasa recaudación de impuestos debida a la ocultación de bienes y, en la actualidad, los infractores fiscales intentan "blanquear" fondos para eludir el pago de impuestos. En comparación, cuando se habla de financiación del terrorismo ocurre lo contrario, se utilizan fondos "limpios" para financiar actividades terroristas. Por ello, los organismos encargados de la aplicación de la ley trabajan sin descanso para impedir este tipo de actividades. Naturalmente, la forma más fácil de combatir la financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales es buscar "bajo la luz de la calle", y como tal la guerra se libra en realidad contra la apertura de cuentas bancarias de personas respetuosas de la ley.
Los bancos y las instituciones financieras son agentes de transferencia de fondos y, por tanto, la ley les impone una responsabilidad en materia de transferencia de dinero. Como tales, los bancos tienden a calificar el riesgo de sus clientes para decidir qué clientes suponen un mayor riesgo con respecto al blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo. Debido a las nuevas normas de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, muchos bancos toman medidas para congelar o cerrar las cuentas bancarias de los clientes que no mantienen una correspondencia estable con el banco, han cambiado de domicilio con respecto al Estado de origen del banco o han recibido fondos que han aparecido en la indicación de blanqueo de capitales o financiación del terrorismo. La falta de atención de los bancos a la hora de mantener las cuentas abiertas y la política de tolerancia cero con las transferencias indicadas provocan el bloqueo masivo de cuentas, ya sean de clientes particulares o de empresas.
Últimamente, muchos israelíes con domicilio en Israel pero titulares de cuentas en la UE o el Reino Unido, han sido notificados de que sus cuentas serán cerradas o congeladas debido a uno de los indicios antes descritos, a menos que presenten pruebas documentales que demuestren que la fuente de los fondos está libre de blanqueo de capitales, y documentos adicionales que prueben el domicilio actual del titular de la cuenta bancaria. En estos casos se recomienda presentar los documentos que el banco solicite para que los departamentos de cumplimiento y riesgos del banco liberen la cuenta congelada, aunque en algunos casos las cuentas entran en una espiral y no queda más remedio que cerrar la cuenta y transferir los fondos restantes a una cuenta diferente del titular de la cuenta. Hay ciertos bancos que permiten el acceso directo a la transferencia de los documentos (por ejemplo, como es habitual en los Países Bajos), y hay bancos que exigen el desbloqueo de las cuentas o la descongelación de las cuentas recurriendo a un tercero, como una empresa auditora.
Es importante señalar que los bancos son rehenes del regulador local, porque cada banco recibe su licencia bancaria (y la licencia de operaciones) de las autoridades locales. Si el banco desea seguir trabajando no tiene otra opción que cooperar plenamente con las fuerzas del orden. Así pues, los bancos están obligados a informar a sus clientes en caso de que aparezcan en un indicio de alto riesgo, sin motivo alguno. Sea como fuere, la información solicitada por el banco, o la congelación de la cuenta, no es necesariamente el final del camino y en ciertos casos se puede batallar, salvo que en tales casos se recomiende estar acompañado por un experto en regulación que sepa gestionar tales negociaciones. Una mala gestión de un evento de este tipo no sólo puede causar el bloqueo de la cuenta y la indicación del cliente como problemático, sino que también puede conducir a la congelación de la cuenta y al bloqueo de los fondos en la cuenta durante meses e incluso durante períodos más largos y puede causar daños significativos y costes adicionales.