Casos legales

CA 7687/04 Sasson v. Sasson IsrSC 59 (5) 596 Juez D. Beinisch - parte 7

February 16, 2005
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En cuanto a las circunstancias del caso que se le había sometido, el tribunal de primera instancia sostuvo que se había demostrado que el apelante financió la totalidad de los costos de compra de la parcela y la construcción de la casa en Eilat incluso antes de su matrimonio con el demandado, aunque en ese momento los derechos de la casa estaban registrados a nombre de Esther Gal.  Además, se determinó que en el momento de firmar el acuerdo de compra, el demandado no conocía esta situación.  En el acuerdo de compra de la casa, ambos cónyuges se comprometieron de forma conjunta y solidaria.  Los dos cónyuges contrajeron conjuntamente un préstamo por valor de aproximadamente un tercio del valor de la casa que estaba garantizado por la hipoteca, y los familiares de ambos cónyuges sirvieron como garantes para obtener dicho préstamo.  El tribunal aceptó el testimonio de la demandada de que ella asumió su hipoteca, ya que entendía que la casa estaría registrada a nombre de ambos cónyuges.  En vista de todo esto, el tribunal dictaminó que el contrato de compraventa y la toma de la hipoteca debían considerarse como prueba de un acuerdo sobre el reparto de derechos sobre la vivienda.  Según el enfoque del tribunal, una vez que el demandado se comprometió con su hipoteca,  No debe atribuirse importancia a la cuestión de cómo el recurrente decidió invertir el dinero recibido del banco.  El tribunal dictaminó además que, dado que la pareja tuvo un estilo de vida conjunto de 1990 a 1996, durante el cual parte de este período el demandado tenía derecho a firmar la cuenta conjunta, la cuestión de cómo se pagaron realmente los pagos de la hipoteca no tiene importancia.

El argumento del apelante de que el acuerdo de compra era nulo porque era un contrato por el bien de la comparecencia también fue rechazado por el tribunal de primera instancia: primero, se dictaminó que el demandado no era consciente de la naturaleza ficticia del acuerdo de compra y, por lo tanto, no era un contrato de comparecencia.  En segundo lugar, se determinó que la intención del recurrente era hacer un acuerdo artificial y no un contrato por el bien de la apariencia, ya que las partes tenían la intención de ejecutar el acuerdo, es decir, transferir los derechos sobre la casa y recibir una hipoteca basada en eso.

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