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Opresión contra la minoría y recurso de compra de acciones

December 23, 2015
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En muchos casos, un accionista minoritario de la empresa siente que el accionista de control está oprimiendo los derechos de la minoría. A menudo, el titular minoritario no puede influir en la actividad de la empresa y se ve privado de sus derechos. ¿Qué puede hacer el accionista minoritario en tal caso?

Muchos casos tratan de situaciones de reparto injusto de recursos en una empresa en la relación entre los accionistas mayoritarios y los minoritarios. La Ley de Sociedades israelí establece que se puede obtener reparación cuando la sociedad se gestiona de manera que constituye una opresión para cualquiera de sus accionistas. El Tribunal puede, a petición de un accionista, dictar las directivas que considere oportunas para eliminar o impedir dicha opresión y la ley otorga al Tribunal una amplia discrecionalidad en cuanto a la reparación concedida, aunque los Tribunales sostienen que normalmente la reparación sería una en la que se exigiera al accionista opresor la compra de las acciones del accionista oprimido.

La prueba de la existencia de opresión es la prueba de las expectativas legítimas: ¿se pusieron en peligro las expectativas legítimas de los accionistas? La cuestión de cuáles son las expectativas legítimas depende de las circunstancias del caso y de la naturaleza de la empresa concreta.

En una sentencia dictada recientemente por el Departamento Económico del Tribunal de Distrito de Tel Aviv-Jaffa, un accionista minoritario fue diluido mediante la asignación de acciones adicionales al accionista de control. El accionista minoritario alegó que el accionista de control retiró fondos de la empresa a lo largo de los años mediante sueldos y honorarios de gestión excesivos, la contratación de miembros de su familia con sueldos elevados, la financiación de gastos personales y la realización de transacciones con otras empresas propiedad de los accionistas mayoritarios, todo ello sin recibir las aprobaciones corporativas necesarias y vulnerando las expectativas legítimas del accionista minoritario. Tras examinar todos los argumentos del demandante, el Tribunal consideró que, efectivamente, los fondos se retiraron ilegalmente y que no era necesaria la dilución del accionista si dichos fondos no se hubieran retirado ilegalmente. Así pues, se trata de un caso clásico de opresión del accionista minoritario y el remedio adecuado es la compra de las acciones del demandante por el demandado con arreglo a una valoración de la empresa que tenga en cuenta la opresión.

Una valoración que tenga en cuenta la opresión significa una valoración de la empresa tal y como debería haber sido de no ser por los actos de opresión, es decir, se comprueba cuál era el valor de la empresa en la fecha de presentación de la demanda y se le añade la reducción de valor debida a los actos de opresión. Si se comprueba que los titulares del control tomaron medidas para reducir el valor de la empresa esperando que el accionista minoritario presentara una demanda, el Tribunal examinará el valor antes de dichas medidas y no en el momento de presentar la demanda.

Es importante destacar que las disputas entre accionistas son un asunto complejo que a menudo requiere el uso tanto de abogados como de contables, y la preparación de un caso judicial de este tipo debe comenzar mucho antes de que uno se dirija al Tribunal. Por lo tanto, es importante consultar con un abogado especializado en la materia tan pronto como se sospeche que se están oprimiendo los derechos de la minoría.