Los padres suelen querer asegurarse de que ciertamente durante su vida, pero incluso después de su fallecimiento, la relación entre sus hijos será una relación buena y afectuosa, sin embargo los testamentos y las herencias son una de las principales causas de conflictos entre los miembros de la familia. Redactar un testamento claro y de forma que no pueda ser atacado en el futuro es algo muy importante para evitar conflictos y aquí es donde entra en escena el testamento notarial como una herramienta muy eficaz, sobre todo cuando la testadora es mayor o cuando su estado de salud empieza a deteriorarse.
Una mujer de 100 años cita a un notario en su casa; le presenta un dictamen psicogeriátrico de varios días de antigüedad que demuestra que está capacitada para redactar un testamento; se sienta con él a solas; le explica que desea legar todos sus bienes a un hijo (y no a los otros tres) y el notario prepara un testamento y más tarde vuelve a visitarla para que lo firme. Poco después, la mujer fallece y uno de los hijos, que había sido excluido del testamento, alega que éste es inválido, en parte porque la mujer no estaba capacitada para otorgar testamento debido a su estado de demencia. Estas son las circunstancias de un veredicto dictado por el Tribunal de Familia de Tel Aviv en abril de 2021. En ese caso sí hubo un intento de redactar un testamento notarial, el notario no cumplió con los requisitos de la ley pero sin embargo el Tribunal ordenó que el testamento es válido.
La Ley de Sucesiones israelí permite la creación de un testamento notarial, que tiene un estatus significativamente más fuerte que un testamento ordinario, especialmente cuando existe el temor de que alguien pueda intentar atacar la validez del testamento alegando que el testador no era mentalmente competente al hacer el testamento. Esta posibilidad de ataque existe principalmente cuando los herederos no tienen una buena relación en primer lugar o cuando la testadora es de edad avanzada y se teme que en el futuro se alegue que padecía demencia en el momento de hacer el testamento y que, por tanto, éste es inválido por falta de capacidad jurídica. En este contexto, es importante señalar que cuando la testadora está hospitalizada o confinada en su cama (aunque pueda levantarse de la cama con ayuda), no puede otorgarse un testamento notarial a menos que el notario haya recibido previamente un certificado médico expedido por un facultativo en la fecha de otorgamiento del testamento, en el que el médico confirme que la testadora tiene capacidad legal para otorgar testamento.
El procedimiento para otorgar un testamento notarial es diferente del procedimiento para otorgar un testamento ordinario y requiere que el notario lea el testamento a la testadora, se asegure de que comprende su contenido y verifique la capacidad legal de la testadora para otorgar testamento. En el caso descrito anteriormente, el notario se basó en un certificado médico que tenía varios días de antigüedad y, por lo tanto, el testamento no cumplía los términos de un testamento notarial pero, no obstante, el Tribunal acabó dándole validez.
Este caso refuerza aún más no sólo la necesidad de otorgar un testamento notarial (y no un testamento ordinario) en los casos en que se teme un litigio futuro, sino también la necesidad de recurrir a un notario con experiencia que pueda ayudar al testador a otorgar un testamento legible, que no cause problemas en el futuro, una vez protocolizado. Un testamento notarial adecuado es un testamento que difícilmente podrá ser atacado en el futuro alegando defectos en la capacidad del testador o defectos en el testamento o en el proceso de redacción del mismo.