Sin embargo, en el caso de una corporación, el único castigo que se le puede imponer por la infracción que ha cometido es una multa. A la luz de las dificultades de imponer una multa significativa a una empresa, es precisamente en el caso de las empresas que han cometido delitos de este tipo, además de una multa razonable, que el enfoque debe estar en la rehabilitación (ver al respecto: Livni, White-Collar Offenses, a partir de la p. 39; ver también: Crim. Appeal 99/14 State of Israel v. Melisron, párrafos 111-121 (publicado en Nevo, 2014). Henning , Corporate Punishment, pág. 87, el autor aclara que además del alcance monetario de la multa, que a veces no corresponde a la cuantía del daño, en todo caso se trata del dinero de los accionistas, por lo que no se castiga a la empresa como empresa, sino a los accionistas en el momento del pago de la multa. Ante esto, el autor considera que el derecho penal debe utilizarse para rehabilitar la empresa en el sentido de cambiar la cultura organizacional, para que no se repita lo sucedido. Según él (ibíd.):
"Si el único resultado de los enjuiciamientos penales corporativos fueran las sanciones monetarias, entonces procesar a las corporaciones solo para que todos se sientan mejor degradaría la ley penal. Las sanciones penales son apropiadas para una corporación, incluso si tiene un programa de cumplimiento, cuando el objetivo del enjuiciamiento penal es la rehabilitación de la organización para cambiar su cultura corporativa para que pueda prevenir futuras violaciones de manera más efectiva".
Agrega que el objetivo principal y principal de castigar a las corporaciones es rehabilitarlas (p. 92):
"Los jueces de distrito en Bank of America y Guidant analizaron a estas corporaciones de una manera similar a como lo hace el público en general, que las organizaciones son ciertamente capaces de cometer irregularidades aparte de lo que cualquier individuo podría haber logrado, y que simplemente imponer multas sin buscar reformar la corporación proporciona poco beneficio real a la sociedad. La percepción del castigo corporativo sí importa cuando el público ve a la empresa como una entidad coherente que puede cambiarse mediante la aplicación de sanciones penales para que pueda cumplir con los requisitos de la ley. Como tal, la sociedad quiere ver algo más que una corporación pagando una multa porque eso simplemente representa su capacidad para comprar su salida de un caso penal. Más bien, quiere que se utilicen castigos penales para rehabilitar una corporación para prevenir futuras conductas indebidas".