Además, la defensa del acusado se caracterizó por atacar con frecuencia al tribunal con afirmaciones falsas de que no tenía derecho a un juicio justo, mientras que el tribunal tuvo cuidado de mantener un juicio justo para cada acusado, teniendo en cuenta la presunción de inocencia.
De hecho, en esta forma de llevar a cabo su defensa, el acusado intentó, de diversas maneras, abusar del proceso judicial, a fin de impedir la investigación de la verdad y frustrar la conducción del procedimiento judicial hasta el final de manera práctica y adecuada.
Esto se expresó muchas veces, de diversas maneras, por escrito y oralmente, en las diversas etapas del juicio e incluso en los resúmenes del acusado, como se ilustrará e ilustrará a continuación.
Entre otras cosas, el acusado cambió su representación más de una vez, cada vez solicitando un aplazamiento del juicio por un largo período de tiempo para que el nuevo abogado defensor estudiara la gran cantidad de pruebas.
Además, el acusado pidió más de una vez, al comienzo del juicio y durante el caso de la fiscalía, que se representara a sí mismo, y cuando su solicitud fue rechazada y fue representado por dos abogados defensores en privado, el abogado Dr. Finkelstein y el abogado Eisenberg, no estuvo de acuerdo en que interrogarían a los testigos de la acusación, prohibió a sus abogados defensores que lo hicieran e insistió en que solo él interrogara a los testigos de la fiscalía. Aunque no se afirmó en absoluto que hubiera una crisis de confianza entre él y sus abogados defensores privados, sino más bien porque el acusado creía que, aunque no era abogado, solo él podría investigar a fondo a los testigos de la fiscalía. Cuando el tribunal permitió que el acusado, a petición suya, más allá de la letra de la ley y de manera experimental -un intento que en retrospectiva no funcionó bien- interrogara él mismo a los testigos de la acusación, a pesar de estar representado, arremetió contra el abogado del entonces acusador y los testigos de la acusación, alzó la voz contra ellos y los interrogó agresiva y agresivamente, y no dejó de hacerlo durante todo el asunto de la acusación a pesar de las repetidas advertencias del tribunal de que debía tratar a todos los testigos con respeto. Sin que la defensa renuncie a ninguna pregunta y cualquier argumento o tesis del acusado que tenga derecho a lanzar a los testigos.